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JOKER: ANÁLISIS DE LA PSICOLOGÍA DEL PERSONAJE

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PERSONAJES VIOLENTOS PARA HISTORIAS REALISTAS

¡Por fin se ha estrenado Joker: Folie à Deux! Y además de poder volver a deleitarnos con Phoenix dando vida al Joker, hemos podido conocer a la Harley Quinn de Lady Gaga.
Si la fórmula del Joker de Todd Phillips no dejó indiferente a nadie, el nivel de curiosidad aumentó cuando conocimos que había segunda parte y anunciaba compañía. 
Cualquier propuesta de personaje supone un desafío, pero con estos componentes el reto está servido. Para las que estamos especializadas en el fenómeno de la violencia, las personalidades que la ejercen y el contexto en el que se desarrollan, son papeles e historias que no podemos dejar de analizar. 
Aquí os traemos el resultado de nuestro análisis sobre cómo y para qué Arthur Fleck se convierte en el Joker, junto con alguna que otra reflexión en torno a las dificultades de su construcción para actor y director. 
Todos conocemos al Joker, el enemigo por excelencia de Batman, el Príncipe Villano del Crimen. Pero, ¿conocemos realmente qué hay detrás de ese personaje? Tanto los directores que lo han llevado a la gran pantalla como los actores que lo han encarnado, han manifestado sus dificultades y discrepancias en la construcción de este personaje. La psicología de un sujeto con conductas finalmente tan extremas, requiere de una gran comprensión de su complejidad. Sólo se puede crear una historia que deje huella, si conoces de primera mano las historias, situaciones y motivaciones que subyacen a este tipo de personas en la vida real.
Sinopsis reversa
El Joker es la consecuencia del abandono. Abandono emocional, relacional y social. Es la consecuencia de una historia infantil con un referente adulto inconsistente y patológico, junto con la ausencia de apoyo social e institucional para atender las necesidades de ese niño que se hace adulto sin un sitio. La historia de cómo a veces una mala solución, como es la violencia, es la única solución. Y a pesar de sus inconvenientes, alguien sabe encontrarle su lado bueno, aunque sea al margen o en contra de la sociedad, pero tiene su lado bueno. La violencia le permite ser alguien.  
La falta de amor, los traumas durante su infancia y la falta de empatía de la sociedad, son esenciales en el desarrollo del Joker.
LA PSICOLOGÍA DEL JOKER: ANÁLISIS DE UN PERSONAJE VIOLENTO
El Joker, su historia de vida y entorno social
Arthur nació en un contexto social económicamente precario, sin la presencia de un referente paterno, anclado en la historia que le transmitió su madre sobre quién era su padre y el motivo de su ausencia. Ya desde pequeño, convivió con un gran sentimiento de abandono, y una relación muy estrecha con su madre, quien parece intuirse que arrastra algún tipo de enfermedad mental, y resulta su única figura de referencia y apego estable. 
 “Has nacido para sonreír y hacer felices a los demás”.
Arthur construyó su primera identidad asumiendo el sobrenombre que su madre le asigna, Happy. No puede existir mayor prueba de cómo se vivían las emociones en esa casa que esta, incluso somatizando con la enfermedad que presenta el personaje de risa incontrolable y patológica, y que tantos problemas sociales le genera. ¡Es curioso cómo hasta la risa, un elemento que claramente promueve la socialización, en Arthur genera el efecto contrario! 
Si en casa de los Fleck, la alegría debía estar presente continuamente, ¿qué ocurría con otras emociones? ¿Qué pasaba con la tristeza? ¿Y con el miedo? Parece que no había espacio para sentirlas y expresarlas. Arthur no creció con una referente que le ayudara a identificar esas emociones, por lo que, con el paso del tiempo, las invalidó, las interpretó como inadecuadas y las borró de su repertorio emocional. Pero no quiere decir que no las sintiera, sólo “aprendió” que no era adecuado sentirlas y expresarlas. Cuando alguien lo rechaza, él responde de forma incoherente, no se permite estar triste, sigue riendo. Donde se requiere una emoción y ésta está prohibida, el hueco se rellena con otra, creando situaciones en ocasiones muy problemáticas como veremos más adelante. 
Arthur construyó su visión del mundo en base a esa relación con su madre, un mundo hostil del que debía protegerse. Pero él tenía necesidad de salir y relacionarse, de sentir el apoyo y la aprobación de los otros, de sentirse visto por alguien más que por su madre, aunque sin éxito. Arthur no tenía grupo de amigos, en el trabajo sólo construía relaciones superficiales, y no le fue mejor con las chicas y las relaciones de pareja. Arthur se presentaba a los demás como aquello que validaba su madre durante su infancia, pero sin el resultado esperado. 
Sigue solo. Nadie lo mira.  
El Joker y la salud mental
El Joker de Todd Phillips es muy diferente del que se conocía hasta el momento. No es un psicópata. Arthur lleva tiempo en seguimiento psicológico por un trastorno que se expresa con una risa desubicada y descontrolada, pero el protagonista también muestra otros síntomas de tinte depresivo y afectación en las relaciones sociales. Parece ser que tenía prescrita una medicación que hizo su efecto hasta que, víctima de políticas de recortes de las autoridades de Gotham, deja de percibir ese servicio y ese tratamiento. También pierde la vinculación con la trabajadora social que, hasta el momento, también lo había sostenido y acompañado en sus dificultades. La sociedad pretende que Arthur funcione de forma autónoma, lo abandona a su suerte, que sabemos que no es mucha. 
“Lo peor de tener un trastorno mental es que la gente pretende que te comportes como si no lo tuvieras”.
Él tiene conciencia de su diagnóstico y buena adherencia al tratamiento farmacológico. Esto le ha ayudado a funcionar dentro de la normalidad. Pero cuando el apoyo decae y los problemas aparecen, queda claro que Arthur era más que una risa fuera de lugar. Con una base ya predisponente, una madre con antecedentes también de salud mental y que no consigue ser un referente adecuado, la falta de seguimiento y atención profesional, siembran el campo perfecto para que el Joker haga su aparición estelar. 
El Joker y el desarrollo de la violencia
Arthur no es una persona violenta, se ha convertido en una persona violenta. Veamos cómo y para qué.
No fue un niño problemático que siempre andaba metido en problemas. De hecho, podríamos decir que Arthur, durante un tiempo, fue más víctima que verdugo. Incluso de adulto fue diana de múltiples mofas, rechazos, desprecios, y agresiones. ¿Su respuesta? Una respuesta sobre-regulada ante el seguro malestar que le provocaban aquellas situaciones. Él seguía sonriendo, aunque sólo fuese por fuera. Es lo que su madre le inculcó. 
Su despido del trabajo, descubrir la carta en la que se entera de quién es su padre, el infarto e ingreso de su madre, la actitud de menosprecio de su presentador de televisión favorito. Todo esto, aderezado por el abandono del tratamiento que lo mantenía estable, un día hizo que cambiara la sonrisa por la violencia. Y le funcionó. Y en el vagón de metro con los tres jóvenes y un arma susceptible de ser usada, la usó. Y le funcionó. Dejaron de molestarle. Arthur vivió por primera vez cómo había sido capaz de hacer frente a aquellos que le molestaban, que le generaban malestar. Lo que empezó siendo una reacción agresiva ante la inminente percepción de amenaza de aquellos tres jóvenes y nadie que le ayudara, se fue tornando una violencia instrumental que le permitía conseguir aquello que más ansiaba. 
Los periódicos se llenaron de fotografías de aquel payaso violento. La sociedad se polarizó: había gente que rechazaba lo ocurrido, y otros que lo veneraban. Hasta personas de su entorno más cercano, como su vecina, validaba lo que había hecho el “payaso justiciero”. Su vecina lo veía. La sociedad lo veía. Igual no como el tipo de payaso que a él le hubiera gustado, pero lo veían. Al menos, alguien lo veía. 
“No sabía si existía, pero me he dado cuenta de que existo”.
Según Todd Phillips, Arthur era un tipo en busca de su identidad que, por error, la encuentra de una forma poco certera, pero que da respuesta a su necesidad. Arthur construye al Joker como consecuencia de la identidad que crea a partir del uso de la violencia. La violencia le da identidad. ¿Su finalidad es realmente crear el caos? ¿El daño que produce es su objetivo final? No, su objetivo es simplemente ser alguien.
LA CONSTRUCCIÓN DEL JOKER Y SUS DIFICULTADES
Como todo personaje de ficción, su construcción necesita de varias fases de creación: desde la idea inicial y la escritura de guión, pasando por la dirección de la cinta hasta la interpretación del actor o actriz que le da vida. Todas estas piezas tienen que estar perfectamente ensambladas para que el resultado sea épico. 
Construcción del personaje: el actor
El Joker es uno de esos personajes que les persigue la leyenda sobre la dificultad de su interpretación y, de hecho, varios de los actores que lo han encarnado así lo han explicado. 
En el caso de Phoenix, señaló como algo estimulante que nunca llegara a entender al Joker, incluso habiendo finalizado su interpretación. 
Cualquier actor o actriz ante el reto de interpretar un papel de este tipo, tan lejano a lo conocido y de lo que poca referencia se tiene, busca inspiración y se documenta en aquellos contextos que más próximos ven a la realidad del guión. 
En este caso, Joaquin Phoenix dedicó ocho meses al estudio de su personaje, buscó bibliografía al respecto y leyó libros de asesinos de políticos, se documentó sobre diversas enfermedades mentales que pudieran acercarle a su funcionamiento, investigó sobre casos de pacientes con risa patológica como la que padece Arthur Fleck… Todo con el objetivo de poder acercarse lo máximo posible a esa peculiar personalidad capaz de llegar a cometer semejantes atrocidades. 
Construcción del personaje: el guionista y director
Este tipo de personajes no sólo son un reto para el actor. También para guionistas y directores. En su película, Todd Phillips decide alejarse del Joker conocido hasta el momento, ese psicópata amante del caos y la destrucción que disfrutaba viendo arder todo a su alrededor por puro placer. Quiso dejar atrás al agente del caos de la trilogía de Nolan para dar paso a ese cómico fracasado que nos presenta en su película. 
Pero esa decisión conlleva el reto de dar forma a alguien que, a pesar de mantener su conducta destructiva y violenta final, tiene otro recorrido personal completamente diferente. El reto de construir un nuevo Joker, con una psicología que debe ser consistente, en un contexto coherente y con una historia de vida que hile el relato de lo que finalmente acaba desencadenándose. 
Para todo ello, cualquier guionista necesita información de todos esos elementos que harán del personaje algo consistente que transmitirle al actor o actriz que lo interprete y que, finalmente, convenza y emocione a partes iguales al espectador.
Ante el desafío que supone llevar a la gran pantalla historias y personajes de alta complejidad, contar con el asesoramiento de especialistas en todos aquellos aspectos que constituyen la psicología de un personaje de estas características puede hacer el camino mucho más fácil y con una mayor garantía de éxito.
Si crees que nuestra mirada experta te puede ayudar a construir ese personaje que tienes en mente o quieres que le demos una vuelta a ese que ya tienes creado, puedes contactarnos. 
LA VIOLENCIA PARA LOS INVISIBLES
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